domingo, 6 de junio de 2010

San Juan y Entre Ríos

No es para nada original que, aproximado al 7 de Junio, día del Periodista, intentemos desde este espacio un acercamiento al análisis de la tarea periodística en nuestros tiempos. Acercamiento que no es otra cosa que desandar algunas ideas para que sobre ellas, en igual o contrario sentido, podamos crecer en nuestros pareceres. Acercamiento sujeto a los tiempos de la apertura de este revuelto y, sobre todo, a los condicionamientos naturales de quien habla.
Es inevitable revisitar la historia y las actitudes de tipos como Rodolfo Walsh, referente de una época y de una manera de hacer periodismo. ¿Cuáles son los referentes hoy? ¿Cuáles tus referentes? No te pasa que al pensarlos ya te sale un éste si, pero… Como nunca, y bienvenido sea, la tarea periodística está cuestionada y la transformación, especialmente desde los 90, de la noticia en mercancía es una realidad combatida desde no pocas trincheras. La intromisión de intereses políticos y económicos torciendo el contenido informativo es una realidad que, de a poco, cada vez a más gente le parece intolerable.
Pensaba en el cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, pensaba en esa esquina porteña como imagen para preguntarme qué es el periodismo o, mejor dicho, como puede el periodista pasar por esta profesión. Se puede pasar indiferente, camino a las labores del día. Se puede ir presuroso con la premura de quién va a cerrar un negocio muy conveniente y será la ética el bien a negociar. Se puede pasar sin saber muy bien por dónde y para qué ni por qué se está pasando. O bien, se puede transitar la esquina de San Juan y Entre Ríos con plena conciencia de que allí dejó su vida un tal Rodolfo Walsh, allí lo mataron porque el sistema no tolera tanto compromiso con el pueblo.
No hablo de periodismo como la tarea en la que se debe dejar la vida, estoy hablando de tener conciencia de que hubo tipos que lo hicieron levantando determinadas banderas tan necesarias en nuestros días. Banderas no comunes en los medios masivos y sí en tantos estudios de radios alternativas, redacciones pequeñas, o sitios de Internet.
Decía Walsh en el final de su carta abierta: “El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”. Creyeron que mataban estas ideas en la esquina de San Juan y Entre Ríos. No estén tan seguros…

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