En definitiva…son doscientos años. Casi imposible evadir el encanto de los números redondos. ¿Y qué más redondo que dos ceros?. Si de algo nos puede servir tal aniversario es para sumar a los festejos una cuota de reflexión serena sobre aquellas banderas que un país debe agitar a lo largo de su historia. Historia contradictoria desde aquel 1810 en que una patria intentaba levantarse sobre tantas historias y pueblos pre-existentes.
Milcíades Peña, historiador que respeto tanto y que tan poco se cita por estos tiempos, sostiene que la Revolución de Mayo no fue una revolución. Mayo significa para las provincias separación de España y sometimiento a Buenos Aires, reforma del coloniaje, no su abolición, (...) la revolución a creado el “estado metrópoli” , Buenos Aires y el país vasallo (...) el uno gobierna, el otro obedece; el uno goza del tesoro, el otro lo produce; el uno es feliz, el otro miserable...
Traigo conmigo algunas citas del discurso que el profe de historia Miguel Angel Abramzón, mi amigo Míguel, iba a pronunciar a sus alumnos y la lluvia se lo postergó. Me sirven sus palabras para ordenar mis sentires. Dice el tipo que en aquél Mayo hubo un proceso contradictorio que tuvo acciones generosas y egoístas, héroes y traidores, personas de ideales nobles y oportunistas que buscaron privilegios individuales o corporativos. Lo lamentable es que a doscientos años prevalezcan la opresión, la injusticia y la miseria entre nosotros.
Es importante recordar a quienes sostuvieron ideales de fraternidad y lucharon por la igualdad y libertad de todos los americanos. Es importante rescatar las figuras de Mariano Moreno, Manuel Belgrano o Juan José Castelli. Tan importante como señalar que el primero fue instigado a abandonar el país no con la mejor suerte, el segundo murió pobre e ignorado, y el tercero, traicionado por sus compatriotas y casi anulado de la historia. ¿Qué pasó? ¿Qué hicimos con esto?
Contrastá a esos patriotas con los políticos actuales. Aquellos donando sus fortunas y entregando su vida por el bien general, y los que le siguieron hasta nuestros días. Quizá sea la respuesta sobre quiénes fueron los vencedores en aquél tiempo y sostienen el poder hasta hoy. El poder real – el económico – ese que a lo largo de nuestra historia no se ha desplazado. Y la historia es contada por esos vencedores.
¿Podemos determinar hacia donde ir desconociendo verdaderamente de donde venimos? Si no ponemos el acento en la educación sabiendo hacia donde vamos, estamos jodidos. Pero, ¿Sabemos hacia donde queremos ir?
Mi esperanza está llena de lugares comunes. Un país donde nadie muera de hambre, donde haya trabajo, salud, educación...
Una tierra de hombres y mujeres soberanos, con capacidad crítica.
No puedo callar el antipatriotismo de permitir la megaminería que condiciona la vida de los pueblos, el modelo sojero que desmonta salvajemente y la superproducción de alimentos de nuestra patria que sostiene diez millones de personas sub-alimentadas. Es una tristeza que me duele. Podría no mirar esto y este programa sería màs simpático y falso.
Conmemorar un aniversario de estas características no está mal en si, en definitiva son doscientos años... lo que no podemos es limitarnos a festejar habiendo tantas deudas pendientes. Este 25 de mayo, justamente, nos exige definir que país queremos ser y empezar intentarlo. Tal como lo soñaron y lucharon Castelli, Belgrano o Moreno, entre otros, levantemos aquellas banderas de Mayo, las mismas hoy: Igualdad y libertad para todos los americanos.
Milcíades Peña, historiador que respeto tanto y que tan poco se cita por estos tiempos, sostiene que la Revolución de Mayo no fue una revolución. Mayo significa para las provincias separación de España y sometimiento a Buenos Aires, reforma del coloniaje, no su abolición, (...) la revolución a creado el “estado metrópoli” , Buenos Aires y el país vasallo (...) el uno gobierna, el otro obedece; el uno goza del tesoro, el otro lo produce; el uno es feliz, el otro miserable...
Traigo conmigo algunas citas del discurso que el profe de historia Miguel Angel Abramzón, mi amigo Míguel, iba a pronunciar a sus alumnos y la lluvia se lo postergó. Me sirven sus palabras para ordenar mis sentires. Dice el tipo que en aquél Mayo hubo un proceso contradictorio que tuvo acciones generosas y egoístas, héroes y traidores, personas de ideales nobles y oportunistas que buscaron privilegios individuales o corporativos. Lo lamentable es que a doscientos años prevalezcan la opresión, la injusticia y la miseria entre nosotros.
Es importante recordar a quienes sostuvieron ideales de fraternidad y lucharon por la igualdad y libertad de todos los americanos. Es importante rescatar las figuras de Mariano Moreno, Manuel Belgrano o Juan José Castelli. Tan importante como señalar que el primero fue instigado a abandonar el país no con la mejor suerte, el segundo murió pobre e ignorado, y el tercero, traicionado por sus compatriotas y casi anulado de la historia. ¿Qué pasó? ¿Qué hicimos con esto?
Contrastá a esos patriotas con los políticos actuales. Aquellos donando sus fortunas y entregando su vida por el bien general, y los que le siguieron hasta nuestros días. Quizá sea la respuesta sobre quiénes fueron los vencedores en aquél tiempo y sostienen el poder hasta hoy. El poder real – el económico – ese que a lo largo de nuestra historia no se ha desplazado. Y la historia es contada por esos vencedores.
¿Podemos determinar hacia donde ir desconociendo verdaderamente de donde venimos? Si no ponemos el acento en la educación sabiendo hacia donde vamos, estamos jodidos. Pero, ¿Sabemos hacia donde queremos ir?
Mi esperanza está llena de lugares comunes. Un país donde nadie muera de hambre, donde haya trabajo, salud, educación...
Una tierra de hombres y mujeres soberanos, con capacidad crítica.
No puedo callar el antipatriotismo de permitir la megaminería que condiciona la vida de los pueblos, el modelo sojero que desmonta salvajemente y la superproducción de alimentos de nuestra patria que sostiene diez millones de personas sub-alimentadas. Es una tristeza que me duele. Podría no mirar esto y este programa sería màs simpático y falso.
Conmemorar un aniversario de estas características no está mal en si, en definitiva son doscientos años... lo que no podemos es limitarnos a festejar habiendo tantas deudas pendientes. Este 25 de mayo, justamente, nos exige definir que país queremos ser y empezar intentarlo. Tal como lo soñaron y lucharon Castelli, Belgrano o Moreno, entre otros, levantemos aquellas banderas de Mayo, las mismas hoy: Igualdad y libertad para todos los americanos.