miércoles, 5 de agosto de 2009

PROGRAMA 362

Bienvenidos a una nueva noche llena de música, mate y palabras. Acerquense, ponganse cómodos porque empieza un nuevo Revuelto...

Durante todo el mes de agosto, pero fundamentalmente el primero del mes, se celebra a la Pachamama. Es una tradición ancestral en la cual se le agradece y se la invoca en chayas, ofreciéndole coca, alcohol, tabaco a la divinidad restauradora y recreadora de la vida.
Según la tradición aymara, durante agosto la Pachamama se encuentra con la boca abierta porque tiene hambre, en esta época se prepara la tierra para el tiempo de cosecha, y es preciso agradecer a la Madre Tierra su prosperidad.
Hoy esta celebración además de ser parte de una tradición ancestral, de un grito de agradecimiento, también puede ser vivida como una crítica a las formas de “aprovechamiento” que se hace de los recursos en las sociedades actuales. Es un modo de de protesta, una voz de advertencia a cómo la sociedad y el poder económico de forma tan “civilizada y culta” destruye las fuentes de vida.
Alejandro se pregunta “qué ánimo tendrá la Pacha por estos tiempos en que la tala indiscriminada nos deja sin monte, se pulverizan las montañas y contaminan los ríos. Cualquiera sea la creencia que se tenga, es sabido que al hombre no le ha ido nada bien cuando intentó ponerse por encima de los dioses”.
(Ver Apertura)


Y así comenzaba el programa 362, saludando a Mauro Saraniti en su cumpleaños, compartiendo historias, mensajes de amigos, mucha agenda y buena música:


La canción de la apertura, “Rumbo al cerro”, del disco “Paisaje interno”, de Federico Pecchia.





Estuvo sonando el piano de Adrián Iaies del disco “Esa sonrisa es un santo remedio” que estará con nosotros la semana que viene en el estudio charlando con Alejandro.



La versión de Cecilia Sabala y Quique Sinesi de la canción de Spinetta, “Cielo de ti”, del disco “Abremente” que se presenta el miércoles 12 de Agosto 19hs en el Auditorio de Radio Nacional, Maipú 555.




Escuchamos el tema “Oblivion” del disco “Tiempo virtual” del compositor y guitarrista Raúl Luzzi.



“Un eco de palabras” nuevo disco del pianista uruguayo Gabriel Sivak.



¡Que microclima se crea en el estudio cuando resuenan las notas del piano!… Nos visitó Nicolás Guerscheberg y estuvo charlando con Alejandro sobre las distintas agrupaciones de las que forma parte: La camorra y Escalandrum. Además de adelantarnos algunos temas del disco nuevo, que ya grabó pero que está en proceso de edición, “Encuentro”. En él no se dedicó solamente al jazz y el tango sino que experimentó con otros géneros. Nos contó que este disco era una cuenta que tenía pendiente ya que había sacado un disco solo, varios con los otros grupos pero nunca en modo de trío. El disco está grabado con la particularidad de alternar con Juan Pablo Navarro y Mariano Sívori en contrabajos y Daniel “Pipi” Piazzolla y Leandro Savelón en batería.
Piazzolla se hizo presente en la charla, Nicolás Guerscheberg contó que llegó a su música por medio de su padre, Eduardo Guerscheberg que también es artista. Nos mostró una interpretación de algunos de los tonos que para él identifican al maestro y dejó muy claro que si bien Piazzolla es una gran influencia, hay que saber aprender de él, escucharlo, disfrutarlo pero a la hora de componer es necesario encontrar nuevos caminos que reflejen esta época, es un desafío que suenen a hoy.
Se despidió con una muy linda versión de la canción de Charly García “Los dinosaurios”, que la producción la canto bien por lo bajo.
Acá una foto del encuentro.


La despedida del Revuelto al Canario Luna, gran murguista del tablado uruguayo. Lo recordamos con sonidos que invitan al silencio, a dar la despedida a esa voz tan particular, a su música. Con su muerte se pone un punto a la historia de la murga uruguaya, sin embargo es un punto y seguido porque el tablado sigue siempre con algo para decir y nuevos referentes. Así lo despedimos con esta Retirada, “se va, se va la murga… aunque ya nunca pueda decir adiós”.


Cerrar los ojos para poder recorrer sonidos y lugares…llega el viajero clandestino, Nicolás Falcoff. Nos invita a un nuevo viaje, esta vez por Rumania. Escuchamos a un grupo llamado “Los malvados honorables”, un grupo formado por doce músicos que retoman la tradición gitana de Europa del Este. Música muy enérgica y alegre.


Cierra el Revuelto el cuento de Graciela Montes “Un sapo verde” y la canción "Un sapo" de Georgina Hassan de su disco“Primera Luna”.


Completo el plato radial de este domingo 2 de Agosto, los invitamos a comunicarse con nosotros a través de éste blog con sus comentarios, o mandando mail a contacto@revueltoderadio.com.ar, pueden también bajarse el programa en http://www.revueltoderadio.com.ar/ y además ver otros contenidos como videos y el disco “Abremente” homenaje a Spinetta grabado por distintos artistas que se presentará el miércoles 12 de Agosto en el auditorio de Radio Nacional, a las 19hs.

Los esperamos el próximo domingo,
Revuelto Gramajo.

¿Qué dirá la Pachamama?

Resultó ser un día en que el dios del Cielo, Pachacamac, murió ahogado en el mar. Este dios era esposo de la Tierra, Pachamama, que había engendrado dos hijos gemelos; varón y mujer, llamados Wilcas.

La Diosa Pachamama, en la soledad de la viudez, sufrió con sus dos hijitos muchas penurias: fue devorada por Warón, el genio maligno que luego es engañado por los mellizos y muere despeñado. Su muerte fue seguida de un espantoso terremoto.

Los mellizos treparon al cielo por una soga, y allí los esperaba su padre, el gran dios Pachacamac. Fue así que el wilca varón se transformó en Sol y la mujer en Luna, sin que termine la vida de peregrinación que llevaron en la tierra.

La diosa Pachamama quedó encantada en un cerro y su esposo la premió por su fidelidad con el Don de la Fecundidad Generadora. Desde entonces, ella envía sus favores. A través de ella, el dios del Cielo envía las lluvias, fertiliza las tierras y hace que broten las plantas. Y por ello los animales nacen y crecen. La Pachamama también premió a todos los que ayudaron a sus hijos: Zorros, Pumas, Cóndores, Víboras.

Durante todo el mes de agosto, pero fundamentalmente el primero del mes, a la Madre Tierra se la invoca en chayas, ofreciéndole coca, alcohol, tabaco. Se entierra una olla con comida cocida, para alimentar a la Pachamama. La Pacha es la Madre, todo lo que sale de ella es vida, y todo lo que regresa a ella recibe nuevamente vida. Y en su honor se brinda con ruda macho macerada en caña.

Fiesta ancestral que une Salta, Jujuy, Perú, Bolivia, Tucumán, Catamarca y cada vez más se extiende a todo el país. ¿Quien puede negarse a agradecer y festejar a la Madre Tierra.?

Pero como todo dios, a la vez que generosa la Pachamama es rígida y sabe escarmentar a sus ofensores.

Cierta vez, Don Hilario y su hijo salieron a cazar guanacos, vicuñas y llamas. Por lo general mataban más animales de los que necesitaban. Es sabido que la Pachamama no permite que cacen sus animales por deporte, y menos que maten a las madres de las manadas. Don Hilario, sordo a los decires, continuó con su costumbre de cazar a destajo.

Fue así que una tarde su hijo fue a juntar las cabras y no volvió jamás. Don Hilario preguntó a los vecinos, que nada sabían... Una madrugada, unos arrieros que bajaban al pueblo, vieron de lejos al hijo de don Hilario... cabalgaba sobre un guanaco guiando a la manada... parecía un fantasma... iba vestido con pieles, y desapareció en la neblina del monte junto con los animales.

La Madre tierra se había cobrado una deuda... llevándose al único hijo que don Hilario tenía, a cambio de los animales que él había matado innecesariamente.

Me pregunto qué ánimo tendrá la Pacha por estos tiempos en que, mucho peor que la cacería de don Hilario, la tala indiscriminada nos deja sin monte, se pulverizan las montañas y contaminan los ríos.

Algunos hombres avaros han puesto su conveniencia económica por encima de la vida, incluso, por encima de la Madre Tierra, la Pachamama.

Cualquiera sea la creencia que se tenga, es sabido que al hombre no le ha ido nada bien cuando intentó ponerse por encima de los dioses.

Domingo 2 de Agosto de 2009

"Sapo verde", Graciela Montes

Humberto estaba muy triste entre los yuyos del charco. Ni ganas de saltar tenía. Y es que le habían contado que las mariposas del Jazmín de Enfrente andaban diciendo que él era sapo feúcho, feísimo y refeo. - Feúcho puede ser- dijo, mirándose en el agua oscura-, pero tanto como refeo... Para mí que exageran... Los ojos un poquitito saltones, eso sí. La piel un poco gruesa, eso también. Pero ¡qué sonrisa!

Y después de mirarse un rato le comentó a una mosca curiosa pero prudente que andaba dándole vueltas sin acercarse demasiado: - Lo que a mí me faltan son colores. ¿No te parece? Verde, verde, todo verde. Porque pensándolo bien, si tuviese colores sería igualito, igualito a las mariposas. La mosca, por las dudas, no hizo ningún comentario. Y Humberto se puso la boina y salió corriendo a buscar colores al Almacén de los Bichos. Timoteo, uno de los ratones más atentos que se vieron nunca, lo recibió, como siempre, con muchas palabras: - ¿Qué lo trae por aquí, Humberto? ¿Anda buscando fosforitos para cantar de noche? A propósito, tengo una boina a cuadros que le va a venir de perlas. - Nada de eso, Timoteo. Ando necesitando colores. - ¿Piensa pintar la casa? - Usted ni se imagina, Timoteo, ni se imagina.

Y Humberto se llevó el azul, el amarillo, el colorado, el fucsia y el anaranjado. El verde no, porque ¿para qué puede querer más verde un sapo verde? En cuanto llegó al charco se sacó la boina, se preparó un pincel con pastos secos y empezó: una pata azul, la otra anaranjada, una mancha amarilla en la cabeza, una estrellita colorada en el lomo, el buche fucsia. Cada tanto se echaba una ojeadita en el espejo del charco. Cuando terminó tenía más colorinches que la más pintona de las mariposas. Y entonces sí que se puso contento el sapo Humberto: no le quedaba ni un cachito de verde. ¡Igualito a las mariposas!

Tan alegre estaba y tanto saltó que las mariposas del Jazmín lo vieron y se vinieron en bandada para el charco. - Más que refeo. ¡Refeísimo!- dijo una de pintitas azules, tapándose los ojos con las patas. -¡Feón! ¡Contrafeo al resto!- terminó otra, sacudiendo las antenas con las carcajadas. - Además de sapo, y feo, mal vestido- dijo una de negro, muy elegante. - Lo único que falta es que quiera volar- se burló otra desde el aire. ¡Pobre Humberto! Y él que estaba tan contento con su corbatita fucsia. Tanta vergüenza sintió que se tiró al charco para esconderse, y se quedó un rato largo en el fondo, mirando cómo el agua le borraba los colores.

Cuando salió todo verde, como siempre, todavía estaban las mariposas riéndose como locas. - ¡Sa-po verde! ¡Sa-po verde! La que no se le paraba en la cabeza le hacía cosquillas en las patas. Pero en eso pasó una calandria, una calandria lindísima, linda con ganas, tan requetelinda, que las mariposas se callaron para mirarla revolotear entre los yuyos. Al ver el charco bajó para tomar un poco de agua y peinarse las plumas con el pico, y lo vio a Humberto en la orilla, verde, tristón y solo. Entonces dijo en voz bien alta: - ¡Qué sapo tan buen mozo! ¡Y qué bien le sienta el verde! Humberto le dio las gracias con su sonrisa gigante de sapo y las mariposas del Jazmín perdieron los colores de pura vergüenza, y así anduvieron, caiduchas y transparentes, todo el verano.

Domingo 2 de Agosto de 2009

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