jueves, 14 de mayo de 2009

PROGRAMA 350

Tajo abierto / Vena abierta

Juella es un antiguo poblado que no tengo el gusto de conocer sino por fotos. Está ubicado a 8 km de Tilcara en la provincia de Jujuy. Incluso desde Tilcara hay una excursión turística que ofrece Caravana de Llamas al Pucará de Juella, y que incluye una caminata por el cauce de un río seco, teniendo vistas de accidentes geográficos con montañas de colores, hasta que al llegar al sitio arqueológico, e internarse en un bosque de Cardones podes observar restos de vasijas y los cimientos de lo que fue una importante ciudad indígena.

En estos paisajes de introspección, donde el silencio es el sonido más fuerte, empieza a escucharse la voz de los habitantes que luchan por el derecho más básico: sus vidas.

Fueron más de 1500 personas, con carteles caseros las que marcharon bajo el seco sol de Tilcara, pidiendo por el cierre de las contaminadoras mineras de uranio a cielo abierto. Mujeres, hombres, niños y jóvenes de los pueblos de Tilcara, Juella y Yacoraite decididos a defender la tierra, el agua y el aire de la Quebrada de Humahuaca, luego de que el Tribunal Contencioso Administrativo de Jujuy rechazó el recurso de amparo presentado por los Vecinos Autoconvocados el año pasado.

Tenemos casos de contaminación minera en Jujuy: el plomo y el cinc de las aguas del efluente del dique de colas de Mina El Aguilar; el plomo en la sangre en los chicos de Abra Pampa, y el abandono de las minas Mina Pan de Azúcar, entre muchos otros. Le podés agregar otros pueblos de nuestro país que resisten y pelean contra la minería, como los de Famatina, Esquel, Córdoba, Neuquén, Mendoza y San Juan.

La cosa es más grave, las venas abiertas de América Latina, siguen sangrando igual que cuando nos saqueaban y éramos virreynato.

El pueblo de Juella, de Tilcara, en Jujuy, al igual que tantos otros en nuestro país, no están peleando solamente contra un grupo empresario, es más triste, los tipos que nos representan: gobernadores, mayorías legislativas, Presidenta, no dudan en favorecer el beneficio económico de los grupos de poder. Agrandar el capital de los empresarios destruyendo el capital natural de cada una de las regiones donde la explotación minera dejará marcas para siempre. Y el poder político es cómplice.

Con promesas de puestos de trabajo y aventurando el progreso para los pueblos se intenta imponer la minería a cielo abierto. Pero es la peor opción de "progreso": Mueve mucho dinero entre pocas personas; contamina el medio ambiente, ahora y para nuestros hijos; usa millones de litros de agua diarios, secando arroyos y napas, perjudicando la agricultura y la ganadería, arruinando definitivamente la vida en el campo y los pueblos..

En cada lugar donde hoy una empresa quiere llevarse las riquezas minerales para dejar un desierto de contaminación y muerte, ahí está el pueblo resistiendo al poder económico y político que avasalla. A esa lucha mi apoyo, reconocimiento y admiración.

Ojalá los organismos de derechos humanos que tienen llegada al gobierno, los intelectuales que apoyan esta gestión y son escuchados, hagan propia la lucha, porque tiene que ser de todos. Nadie debiera mirar para otro lado.

Alejandro Simonazzi