domingo, 2 de mayo de 2010

“Mariposas”, Samanta Schweblin

Ya vas a ver qué lindo vestido tiene hoy la mía, le dice Calderón a Gorriti, le queda tan bien con esos ojos almendrados, por el color, viste; y esos piecitos...

Están junto al resto de los padres, esperan ansiosos la salida de sus hijos. Calderón habla pero Gorriti solo mira las puertas todavía cerradas.

Vas a ver, dice Calderón, quedate acá, hay que quedarse cerca porque ya salen. ¿Y el tuyo cómo va? El otro hace un gesto de dolor y se señala los dientes. No me digas, dice Calderón. ¿Y le hiciste el cuento de los ratones...?

Ah, no; con la mía no se puede, es demasiado inteligente. Gorriti mira el reloj. En cualquier momento se abren las puertas y los chicos salen disparados, riendo a gritos en un tumulto de colores, a veces manchados de témpera, o de chocolate.

Pero por alguna razón, el timbre se retrasa. Los padres esperan. Una mariposa se posa en el brazo de Calderón, que se apura a atraparla. La mariposa lucha por escapar, pero él une las alas y la sostiene de las puntas. Aprieta fuerte para que no se le escape. Vas a ver cuando la vea, le dice a Gorriti sacudiéndola, le va a encantar. Pero aprieta tanto que empieza a sentir que las puntas se empastan. Entonces la sostiene con una mano, desliza los dedos hacia abajo y comprueba que la ha marcado. La mariposa intenta soltarse, se sacude y una de las alas se abre al medio como un papel.

Calderón lo lamenta, intenta inmovilizarla para ver bien los daños, pero termina por quedarse con parte del ala pegada a uno de los dedos. Gorriti lo mira con asco y le hace un gesto para que la tire. Calderón la suelta. La mariposa cae al piso. Se mueve con torpeza, intenta volar pero ya no puede. Al fin se queda quieta, sacude cada tanto una de sus alas, pero ya no intenta nada más.

Gorriti le dice que termine con eso de una vez y él, por el propio bien de la mariposa por supuesto, la pisa con firmeza. No alcanza a apartar el pie cuando advierte que algo extraño sucede.

Mira hacia las puertas y entonces, como si un viento repentino hubiese violado las cerraduras, las puertas se abren, y cientos de mariposas de todos los colores y tamaños se abalanzan sobre los padres que esperan. Piensa si irán a atacarlo, tal vez piensa que va a morir. Los otros padres no parecen asustarse; las mariposas sólo revolotean entre ellos. Una última cruza rezagada y se une al resto. Calderón se queda mirando las puertas abiertas, y tras los vidrios del hall central, las salas silenciosas. Algunos padres todavía se amontonan frente a las puertas y gritan los nombres de sus hijos. Entonces las mariposas, todas ellas en pocos segundos, se alejan volando en distintas direcciones. Los padres intentan atraparlas. Calderón, en cambio, permanece inmóvil. No se anima a apartar el pie de la que ha matado, teme, quizá, reconocer en sus alas muertas, los colores de la suya.

La lucha que no cesa

"...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos... abajo la concurrencia sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... plegaria es el rostro de Spies, firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora... los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable..."

Este es el relato de José Marti, enviado del diario La Nación a los Estados Unidos en 1887. La ejecución que describe no es otra que la de los anarquistas condenados por reclamar las 8 horas de trabajo. Reclamo y hechos que desembocaron en 1889 con la Segunda Internacional Socialista proclamando el 1ro de mayo como día del trabajador. Una fecha que adoptaron todos los países o, mejor dicho, casi todos. Estados Unidos e Inglaterra curiosamente no son de la partida.
Cuántos mártires antes y después de aquél día. En diferentes latitudes, pero con los mismos principios y la misma lucha internacional y clasista. Porque no es de ahora la explotación de los trabajadores, se trata de una lucha sin tiempo intentando imponer los valores del trabajo por sobre la especulación y la denigración de la dignidad del laburante.
Mucha gente se congregó este 1ro en la Plaza de Mayo, y no mereció gran espacio en los medios de gran consumo. Y es que esos medios son opuestos al pensamiento de izquierda que se expresó, a las consignas de no pago de la deuda y el aumento de salarios. Imagináte como toman esto los dueños de Crítica o Crónica, por nombrar alguno.
Tampoco hubo espacio en los medios oficialistas, cada vez más oficialistas que estatales. El gobierno trata de centrar la discusión en la Ley de Medios para seguir ocupando el espacio de centro izquierda. Le conviene la no difusión de marchas como la de este primero de mayo en la plaza o la de Verdad y Justicia el 24 de Marzo. Desde la Casa de Gobierno se agitan banderas de izquierda para después cerrar un canje de deuda al mejor estilo neoliberal, sostener el veto a la ley de glaciares y continuar afianzando el poder en acuerdos con sindicalistas e intendentes de dudosa moral.
Pero simplemente quería contarte algo del por qué del 1ro de Mayo y compartir algunas ideas que me venían en gana. El pico se calienta como el agua del mate que empezamos a cebar en este revuelto de radio.