domingo, 27 de septiembre de 2009

PROGRAMA 370

Otra noche en torno al mate , la radio y un nuevo revuelto para compartir…

“Lucha desigual la de los obreros, noche y día en las puertas de la fábrica, en la ruta. Hombres y mujeres, familias enteras que pelean por que no les arranquen una de las cosas más importantes que puede tener un ser humano: su dignidad. Muchos días de lucha desigual. Enfrente… la empresa multinacional, los jerarcas gremiales, que hace mucho tiempo no pisan una fábrica y laburan codo a codo con sus compañeros, enfrente los grandes medios que critican los cortes de rutas cuando no sean de ahorristas o terratenientes, una justicia que siempre está del lado del poder y un gobierno que deja entrever su verdadera cara; son los responsables de la brutal represión que, otra vez, las fuerzas de seguridad descargaron contra el pueblo. En la ex Terrabusi se juega algo más que 160 puestos de trabajo.” (Ver Apertura)


La música que sonó este domingo en el Revuelto:


La canción que cerraba la apertura, “Los tres deseos de siempre” de Carlos Aguirre Grupo.




“Encuentro” último disco de Nicolás Guerscheberg.






“Ida y Vuelta” disco de Ernesto Snajer y Palle Windfieldt







“Igual a mi corazón” disco de Liliana Herrero





“Ida” disco de Menos Tres




Tenemos un nuevo blog! www.sonidorevuelto.blogspot.com en el que encontrarán discos que recomendamos y que son algunos de los que suenan en el programa. Los invitamos a visitarlo, contarnos sus opiniones y recomendarnos otros discos.

Nos visitó Gastón Nakazato, cantautor de Oberá (“Lo que brilla” en Guaraní), Misiones. Nos contó un poco sobre esas tierras, su historia y proyectos. La infancia, y la influencia familiar en la música y la lectura, los Beatles y Spinetta. Disfrutamos escuchando “Innube”, disco que lleva el nombre de una palabra que surgió de un sueño del autor, y también “Nakazato”, las canciones “Iluminaras”, tema que escribió en un viaje y que ilustra el paisaje misionero, “Abriles alas a la mar” y “Ojos”.




La música, es esa mezcla de notas y silencios, que forma compases, que expresan sentimientos. Hoy el silencio, que alguna vez fue música, es despedida. Un pequeño, pero sentido homenaje al percusionista y compositor Ramiro Musotto. Lo despedimos como a él le hubiera gustado con alegría y música, escuchando “Civilización y Barbarye” su último disco.



"FUEGO MUDO (Mario Benedetti)
A veces el silencio
convoca algarabías
parodias de coraje
espejismos de duende
tangos a contrapelo
desconsoladas rabias
pregones de la muerte
sed y hambre de vos
pero otras veces es
solamente silencio
soledad como un roble
desierto sin oasis
nave desarbolada
tristeza que gotea
alrededor de escombros
fuego mudo"


28 de Septiembre, se cumplen tres meses del golpe de estado cívico-militar en Honduras. Tres meses en los que el pueblo hondureño se manifestó en contra de la dictadura de Michelleti, marchando por la vuelta de Zelaya, por la democracia y por sus derechos.



“MOTIVOS DE LUCHA Y RESISTENCIA (Ricardo A. Bueso Licona)
En cada caído en la calle, pisoteado en la toma de un camino,
herido de muerte en la falda de un cerro, torturado en una pocilga policial
Se escuchan lamentos temporales
que se tornan en cantos triunfales,
en el pecho de un pueblo que alcanza un nuevo amanecer.
Cada lágrima decantada, cada gota de sangre derramada,
cada fluido corporal expulsado
Es suelo, semilla, agua y nutrientes
que la mano de un pueblo valiente,
cultiva el árbol de la democracia y libertad.
Los perros de guerra de la oligarquía,
con sus ropitas verdes, moteadas o azules,
muerden al pueblo en cada culatazo,
derraman rabia en cada toletazo,
mueven su rabo en cada puñetazo,
lamen a sus amos en cada escopetazo,
Esta Honduras en lucha y resistencia, que entona cantos de esperanza,
y en las calles poemas de libertad, que sana sus golpes, cura sus heridas,
entierra a sus muertos y levanta el puño victorioso
gritando a los cuatro vientos: ¡Queremos Democracia y Libertad!”


Cierra el Revuelto el cuento de Carlos Alvahuante, “El enemigo”.

Completo el plato radial de este domingo 27 de Septiembre, los invitamos a comunicarse con nosotros a través de éste blog con sus comentarios, o mandando mail a contacto@revueltoderadio.com.ar, pueden también bajarse el programa en http://www.revueltoderadio.com.ar/ y además ver otros contenidos como videos y el disco “Abremente” homenaje a Spinetta grabado por distintos artistas.

Los esperamos el próximo domingo,
Revuelto Gramajo.

La lucha por la dignidad

Arcadio Alfonso es un laburante. Laburante de fábrica. Una de esas ocupaciones en que la rutina es peligrosa compañera y la lucha interna es contra la alienación, para escapar a la sensación de ser un engranaje de un sistema de producción que no considera si pensás o sentís. Igual que tantos, todos los días fichaba, tomaba su puesto de trabajo, cumplía el horario, fichaba y volvía a casa. Así, 27 años.

Un día Arcadio y otros muchos compañeros pidieron lo que les debía ser dado, lo que no debiera reclamarse: condiciones dignas de trabajo. Mucho más, en un invierno en que el virus de la gripe A acechaba y en todos lados vivíamos situaciones especiales de higiene y cuidados extremos. Arcadio tenía muy enferma a su compañera y la pandemia pondría las cosas aún peor. Como en épocas del más absoluto desprecio por los derechos obreros, los que pedían para todos, no sólo no fueron escuchados, sino que no tardó en llegar el telegrama de despido, el fantasma del desempleo, el poder del poder económico escarmentando a quien no acepta las condiciones. Arcadio Alfonso, tal vez tomando como ejemplo la fuerza con que su esposa peleaba a la muerte, fue parte de la resistencia junto a sus compañeros de la ex Terrabusi.

Y los días fueron lucha, uno tras otro. Lucha desigual la de los obreros, noche y día en las puertas de la fábrica, en la ruta. Hombres y mujeres, familias enteras que pelean por que no les arranquen una de las cosas más importantes que puede tener un ser humano: su dignidad.

Muchos días de lucha desigual. Enfrente la empresa multinacional, con sus gerentes de cabotaje, aplicando los ajustes desde sus escritorios, volviendo al final de la jornada a encontrarse con sus familias en el country.

Enfrente los jerarcas gremiales que hace mucho tiempo no pisan una fábrica y laburan codo a codo con sus compañeros. Esos admiradores de Rucci y Vandor, los iniciadores de la burocracia sindical que pisoteó el ejemplo de lucha y compromiso de Agustín Tosco.

Enfrente los grandes medios que critican los cortes de rutas cuando no sean de ahorristas o terratenientes, y que cuando tienen que descalificar la lucha enseguida hablan de “grupos de izquierda” o “ideologización” de la protesta.

Una multinacional que en nuestro país integra una cámara de empresas que preside un ex funcionario de la dictadura; tipos como Rodolfo Daer y Hugo Moyano, representantes de lo peor del sindicalismo, una justicia que siempre está del lado del poder y un gobierno que deja entrever su verdadera cara; son los responsables de la brutal represión que, otra vez, las fuerzas de seguridad descargaron contra el pueblo.

Ahí estuvo Arcadio Alfonso, con la esperanza de que la lucha obrera, con los estudiantes apoyando y las adhesiones de tantos sectores, otra vez sea la llave del cambio, de una distribución más justa. En el camino, la compañera no resistió y cerró sus ojos. La enfermedad era terminal y esperaba la muerte. Imagino yo una pequeña sonrisa final, una sonrisa de orgullo y apoyo a Arcadio, el compañero de la vida que, ahora solo, tiene que poner toda su energía porque en la ex Terrabusi se juega algo más que 160 puestos de trabajo.

Domingo 27 de Septiembre de 2009

"El enemigo", Carlos Alvahuante

El día se extingue entre las columnas de humo que sirven de soporte al cielo. Emilio, sentado en un sillón de la sala, con una copa de coñac en una mano y un puro en la otra, espera. Falta una.

La casa se estremece. Una lámpara cae del techo y se hace pedazos al estrellarse contra el piso. En la vitrina, las pocas figuras de porcelana que quedan cierran los ojos y dan un paso hacia adelante. Una lluvia de polvo se esparce por la sala y el comedor. Emilio se sacude el cabello y le da una fumada al puro. Alcanza a escuchar cómo el último bombardero se aleja, anónimo, llevándose consigo el misterio de su furia. Llega entonces un nuevo silencio, más tenso que el de los crujidos en la casa: el silencio de la derrota, el silencio de los muertos que gritan sepultados bajo los escombros. Emilio apura el coñac. Deja la copa en el suelo, apaga el puro y se pone de pie. Se dirige al piano. Lo rescata, como todas las noches, del polvo, de las piedras, de las cáscaras de pintura que intentan esconderlo. Lo abre. Se acomoda en el banco y empieza a tocar La ciudad dormida de Paul Delvaux.

El viento recoge la melodía. La distribuye por las calles montado en su bicicleta. Las notas se cuelan por entre las ruinas como panfletos serpenteados. A la luz de una vela, Emilio toca. Las paredes se levantan como gigantes de roca. Los charcos de cristales se reagrupan y dan un salto hacia las ventanas. El asfalto sutura la dirección en los caminos. Emilio toca y la ciudad renace. Los incendios se apagan por sí solos en las construcciones. Los muertos toman aire, luego las armas y se atrincheran en las esquinas. Emilio toca durante toda la noche hasta que su frente cae dormida sobre las teclas del piano.

Los bombarderos, sorprendidos y rabiosos como todas las mañanas de los diez años que ha durado la guerra, vuelven a morder. Vuelven a despedazar los mismos edificios que han despedazado una innumerable cantidad de veces. Vuelven los tanques, los gruñidos, las ametralladoras. Los muertos, sin vida y por lo tanto sin la saña que dirige a sus adversarios, no pueden más que sufrir otra masacre.

El día se extingue entre las columnas de humo que sirven de soporte al cielo. Emilio, con la frente recargada en el piano, medita sobre la irrevocabilidad de las trombosis. Los mechones de canas forman un sudario que le cubre el rostro. Afuera, el viento se pasea silencioso por las calles. Los cadáveres descansan entre las ruinas a sabiendas de que su verdadero enemigo ha muerto.
La guerra, al fin, ha terminado

Domingo 27 de Septiembre de 2009