domingo, 27 de septiembre de 2009

La lucha por la dignidad

Arcadio Alfonso es un laburante. Laburante de fábrica. Una de esas ocupaciones en que la rutina es peligrosa compañera y la lucha interna es contra la alienación, para escapar a la sensación de ser un engranaje de un sistema de producción que no considera si pensás o sentís. Igual que tantos, todos los días fichaba, tomaba su puesto de trabajo, cumplía el horario, fichaba y volvía a casa. Así, 27 años.

Un día Arcadio y otros muchos compañeros pidieron lo que les debía ser dado, lo que no debiera reclamarse: condiciones dignas de trabajo. Mucho más, en un invierno en que el virus de la gripe A acechaba y en todos lados vivíamos situaciones especiales de higiene y cuidados extremos. Arcadio tenía muy enferma a su compañera y la pandemia pondría las cosas aún peor. Como en épocas del más absoluto desprecio por los derechos obreros, los que pedían para todos, no sólo no fueron escuchados, sino que no tardó en llegar el telegrama de despido, el fantasma del desempleo, el poder del poder económico escarmentando a quien no acepta las condiciones. Arcadio Alfonso, tal vez tomando como ejemplo la fuerza con que su esposa peleaba a la muerte, fue parte de la resistencia junto a sus compañeros de la ex Terrabusi.

Y los días fueron lucha, uno tras otro. Lucha desigual la de los obreros, noche y día en las puertas de la fábrica, en la ruta. Hombres y mujeres, familias enteras que pelean por que no les arranquen una de las cosas más importantes que puede tener un ser humano: su dignidad.

Muchos días de lucha desigual. Enfrente la empresa multinacional, con sus gerentes de cabotaje, aplicando los ajustes desde sus escritorios, volviendo al final de la jornada a encontrarse con sus familias en el country.

Enfrente los jerarcas gremiales que hace mucho tiempo no pisan una fábrica y laburan codo a codo con sus compañeros. Esos admiradores de Rucci y Vandor, los iniciadores de la burocracia sindical que pisoteó el ejemplo de lucha y compromiso de Agustín Tosco.

Enfrente los grandes medios que critican los cortes de rutas cuando no sean de ahorristas o terratenientes, y que cuando tienen que descalificar la lucha enseguida hablan de “grupos de izquierda” o “ideologización” de la protesta.

Una multinacional que en nuestro país integra una cámara de empresas que preside un ex funcionario de la dictadura; tipos como Rodolfo Daer y Hugo Moyano, representantes de lo peor del sindicalismo, una justicia que siempre está del lado del poder y un gobierno que deja entrever su verdadera cara; son los responsables de la brutal represión que, otra vez, las fuerzas de seguridad descargaron contra el pueblo.

Ahí estuvo Arcadio Alfonso, con la esperanza de que la lucha obrera, con los estudiantes apoyando y las adhesiones de tantos sectores, otra vez sea la llave del cambio, de una distribución más justa. En el camino, la compañera no resistió y cerró sus ojos. La enfermedad era terminal y esperaba la muerte. Imagino yo una pequeña sonrisa final, una sonrisa de orgullo y apoyo a Arcadio, el compañero de la vida que, ahora solo, tiene que poner toda su energía porque en la ex Terrabusi se juega algo más que 160 puestos de trabajo.

Domingo 27 de Septiembre de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

un programa surdo que apoya a los que trabajan de piqueteros y no nos dejan ser libres ni para ir al trabajo. sigan con la musica que es excelente