domingo, 6 de diciembre de 2009

PROGRAMA 380

Revuelto para compartir…

“El niño se hizo hombre, y los quince años de vivir con una madre trabajadora, humilde y comprometida fueron semilla del tipo que fue Victor Jara. El nombre de mamá fue nombre de su hija, fue poesía revolucionaria e historia de amor…” (Ver Apertura)

Los sonidos que pasaron por este revuelto:


La canción que acompaña a la apertura es la versión del Chango Farías Gomez, del disco “Chango sin arreglo” de “Te recuerdo Amanda” de Víctor Jara



“Vertiente” de Girotto, Sinesi, Brunh





“Otoño” del disco “Nictógrafo”, de Lucio Mantel






“Micropunto” del disco “El sapo argentino de boca ancha” de Esteban Sehinkman





“Se canta” del disco “Prueba y error” de Sebastian Monk








Nos visitaron Martín Boffi y Florencia D´Elia de La Trunquera Trío abrieron tocando “Si llega a ser tucumana”. Nos contaron sobre el proyecto de la Trunquera, cómo nacio, sus inicios, la influencia de otros sonidos y la actualidad del grupo que incluye la salida de un nuevo disco “Vuelta entera” por estos días. Además escuchamos la “Chacarera del 55” y “Doña María”.





Estuvimos charlando con Iván Noble sobre su nuevo disco “Dicho y hecho” que tiene la producción y dirección musical de Mariano Otero.







Otras voces… nos visitó Remo Leaño de la Organización No a las minas. Nos contó sobre la complicidad del gobierno, los negociados de las empresas y todos los beneficios que se llevan mientras contaminan las aguas y las tierras, un genocidio en silencio.


Cierra el revuelto una leyenda de Puno, “Cuento del Eqeqo” acompañada del tema “Iluminaras” de Gastón Nakazato.

Completo el plato radial de este Domingo 6 de Diciembre, los invitamos a comunicarse con nosotros a través de éste blog con sus comentarios, o mandando mail a contacto@revueltoderadio.com.ar, pueden también bajarse el programa en http://www.revueltoderadio.com.ar/ y además ver otros contenidos como videos y el disco “Abremente” homenaje a Spinetta grabado por distintos artistas.

Los esperamos el próximo domingo,
Revuelto Gramajo.

AMOR DE MAMÁ

Era una mujer baja y rechoncha, con una maravillosa sonrisa que iluminaba todo su rostro. Era oriunda de Queriquina, un minúsculo poblado de la provincia de Ñuble, y era evidente que por sus venas corría sangre mapuche. Nunca habló de su madre ni sabía quién era su padre, pero de muy niña había aprendido la música popular del campo, las canciones que se cantan en bodas y funerales y en tiempos de cosecha. Tenía una voz dulce y fuerte y era muy solicitada como animadora, además de ser respetada como esforzada trabajadora.

Iba ella a distintas casas del pueblo cuando, como ocurría con frecuencia, moría un niño de corta edad. Curiosamente, el velatorio se prolongaba toda la noche y era una ocasión festiva. La gente creía, o trataba de creer, que el bebé muerto se había convertido en un angelito que aguardaría a sus padres en el cielo y, entretanto, hablaría bien de ellos a Dios. El cuerpo sin vida de la guagua se sentaba maquillado, se vestía con papel blanco y se rodeaba con flores caseras de papel, ya que las naturales eran muy caras.

El canto duraba toda la noche con versos improvisados hasta el infinito por los cantores. Y allí estaba ella poniendo voz a los cantos divinos y terrenales con su hijo acurrucado a los pies, a medias dormido y a medias despierto, hipnotizado por la ceremonia a la luz de las velas, oyendo los gemidos y sollozos de la madre del muerto, las risas ebrias del amanecer y la voz de su madre haciéndose dueña de la noche.

El niño siempre cerca de su madre con el amor en la mirada. Con la admiración a la mujer que todas las noches amasaba y dejaba tortillas y pan para el desayuno. Mamá cultivaba verduras y criaba gallinas, y un cerdo. Hacía queso con leche de cabra y con sus tres hijos, juntaba hierbas en las laderas, las que ataban en pequeños fardos para venderlas con la gran canasta de huevos en la población de Talagante.

Para ganar un poco de dinero extra, tomó como pensionista en casa, al maestro de la escuela local. Habitación y comida, además de lavarle la ropa. El jovén maestro tocaba la guitarra, y así, junto a la voz hermosa y profunda de su madre al cantar, la música era parte de cada momento del niño, que empezaba a animarse a acariciar de tanto en tanto las cuerdas de aquella vieja guitarra.

Un día de marzo de 1950, un día normal de principios de curso escolar, fueron a buscar al niño, que ya había cumplido los quince, y le comunicaron que su madre había muerto de un ataque cardíaco mientras servía la comida en el mercado.

El niño se hizo hombre, y los quince años de vivir con una madre trabajadora, humilde y comprometida fueron semilla del tipo que fue Victor Jara. El nombre de mamá fue nombre de su hija, fue poesía revolucionaria e historia de amor…



Domingo 6 de Diciembre de 2009

Cuento del Eqeqo (Leyenda de Puno, lago Titicaca)

Antiguamente, muchos milenios atrás, había un Aymara cuyo nombre era Iqiqu. Era fornido, de estatura baja, humilde, bondadoso, caritativo y sonriente.

Iqiqu fue un hombre bueno que buscaba una vida armoniosa entre los hombres, y por dondequiera que andaba predicaba las buenas costumbres. Donde había problemas y llantos llevaba la solución, la consolación y la alegría.

Un día, por sus cualidades maravillosas, recibió poder de Apu Qullana Awki (Dios Padre Divino) que moraba en las alturas sagradas de Khunu Qullu (Montaña Nevada). Con este poder, Iqiqu había logrado realizar grandes hazañas. Dicen que manejaba grandes piedras, secaba el agua, trasladaba rocas y montañas solamente con hondas y su voz. Todo le obedecía; por eso le gente le seguía de cerca.

Iqiqu tenia una honda y una ch'uspa (bolsa). Así caminaba por las montañas, cerros, pampas y por las riberas del Lago. Al que lloraba le consolaba y hacía reír; al que no tenía productos se los proporcionaba; a los que querían casarse los juntaba para formar su hogar.

Un día vino el Awqa (ser maligno) con su gente sanguinaria. Su aspecto era de un hombre barbudo, de tez blanca y con genio muy malo. Awqa se portó muy cruel. Atemorizaba a los Aymaras y persiguió a Iqiqu. A los que le seguían los desbandó, a otros los asesinó ferozmente y a algunos los obligó para que no le apoyen.

Cierta vez Iqiqu llegó a un ayllu donde Awqa también había instalado su posada para seguir persiguiendo a Iqiqu. Mientras este iba promoviendo diferentes formas de ayuda mutua, Awqa y su gente malvada, lo rodearon y capturaron. Lo torturaron y despedazaron el cuerpo de Iqiqu. La cabeza, los brazos, las piernas y otras partes del cuerpo fueron desparramados por todas partes del altiplano y en las cordilleras, a fin de que no vuelva a formarse el cuerpo, porque tuvieron miedo al poder que tenia Iqiqu.

Nuestros abuelos dicen que cada una de las partes del cuerpo de Iqiqu está tomando forma y ha empezado a revivir. Otros dicen que cada parte del cuerpo se ha levantado y está en camino hacia Wiñay Marka (Ciudad Eterna). Un día no muy lejano, indudablemente, llegarán a Wiñay Marka. Se juntarán e Iqiqu tomará una fuerza sobrenatural que reunirá y llevará adelante a su pueblo.

Renacerá la nación Aymara y tendrá mucho poder en el Universo.

Domingo 6 de Diciembre de 2009