lunes, 10 de agosto de 2009

La única infancia es la patria

El lugar del refugio que muchos encontramos en momentos difíciles es la infancia, esos momentos de la niñez en que nos sentíamos tan seguros de que nada iba a pasarnos. En todo caso, eran otros los que se preocupaban y los días transcurrían en algo parecido a la felicidad. Cuando los primeros desamores nos abrieron el pecho y conocimos la sensación de llorar sin poder parar de llorar, con una angustia que hace doler el alma. Entonces quisimos resguardarnos en el ayer, volver a ser pibes, ahí donde nada es tan grave ni angustiante.

Pienso en ese recuerdo de mi infancia. Ese hacer referencia a “ser chico” con una sonrisa nostálgica de barrio, de fútbol en la calle, chocolatín jack y mini básquet en el Social Club. Pienso en lo linda que va siendo la infancia de Santina, mi nena. Tal vez un día sean también refugio estos días de niña, cuando deje de serlo y el mundo no sea tan lindo.

Es común asociar la niñez con la felicidad, es habitualmente la primer asociación que hacemos y tal vez tiene que ver con el deseo de que la vida debiera ser para todos un camino cercano a la felicidad, o por lo menos a la búsqueda de la felicidad. Para todos, muy en especial para los pibes.

Veía en un documental sobre la historia de la Casa Cuna, que la institución nacía con el fin de que allí se dejarán los niños no deseados por sus madres o que no podían mantener para que el Estado se haga cargo de ellos hasta que alcancen la edad laboral: 8 años. Te estoy hablando de 200 años atrás. En tal sentido, lo primero que pensé es en lo bien que hemos evolucionado, con leyes que castigan el trabajo infantil.

Lo pensé por un ratito, no más. Los pibes constituyen hoy el 58 por ciento de la fuerza de trabajo de la provincia de Misiones y el 54 por ciento de la de Tucumán, Trabajan principalmente durante las cosechas de tabaco, papa, arándano y hortalizas. En Santa Fe, en medio de los campos minados de soja, laburan los pibes bandera: pibes usados como señales para fumigar, pibes que serán rociados con pesticidas mientras trabajan como postes humanos que al poco tiempo serán reemplazados por otros pibes, cuando la salud no permita seguir.

Esto es hoy, ahora, mientras todos nos desgarramos por la situación de los niños y juramos que es la prioridad. Ahora hay un tipo que pone pibes a trabajar o les paga casi nada a lo padres obligándolos a que hagan laburar a los hijos. Ese mismo tipo pone unos mangos en una fundación para limpiar su conciencia o lleva la ropa que ya no usa a la iglesia. En esa hipocresía vivimos.

La infancia debiera ser el refugio, el lugar donde no se siente peligro.

El lugar donde volver cuando el amor se va. Y desde niño, reclamar el llanto que se perdió con ese amor, y que con la inocencia de niño, nos animamos a llamar…
Domingo 9 de Agosto de 2009

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