miércoles, 15 de julio de 2009

Tarde Gris

El escorpión y la rana es una fábula que algunos atribuyen a Esopo. Y está bien poner en duda su autoría ya que incluso la mismísima existencia de Esopo, allá por el 600 antes de Cristo, es algo de lo que muchos, aún hoy, ponen en duda. La fábula, más que conocida, cuenta del escorpión que le pide a la rana ayuda para cruzar el río, prometiendo obviamente no picarla, ya que ambos se hundirían. A mitad del trayecto, el escorpión pica a la rana y ésta sin entender por qué lo hacía, ya que iban a morir los dos, recibe como respuesta del escorpión que no tenía más alternativa que debía picarla porque respondía a su naturaleza.

En una tarde gris, usando este adjetivo no para describir el estado del clima sino más bien el clima interior que a veces te invade. En lo gris de una tarde, pienso si será naturaleza del sistema sostener la exclusión, hacer más ricos a los ricos, mantener a raya a los pobres y entretener con tele y consumo a una clase media que sólo desespera si le tocan la propiedad. Será naturaleza del poder congregar tipos que debieran estar en el escritorio de un despacho judicial rindiendo cuenta de sus historias.

El poder, ese grupo no tan grande de dirigentes y empresarios, parece ser que irremediablemente debe estar compuesto por escorpiones que responden a la naturaleza de ese poder: mantener los beneficios de los siempre beneficiados y tener más o menos calma a la mayoría excluida de esos beneficios, con alguna dádiva o reprimiendo.

Lo peor es que el sistema se retroalimenta de tal modo, que asegura la continuidad de más o menos lo mismo, alguno más obsecuente, con ideas pro desigualdad y explotación. Otros más populares, con algunas ideas cercanas y compartidas, pero que no discuten la base del sistema impuesto durante la dictadura y en los noventa.

Por suerte, hay construcciones políticas que van tomando forma con humildad y perseverancia, hay construcciones sociales, tipos y tipas que se juntan para enfrentar al poder que quiere sus tierras, que quiere el agua, que no le importa la vida.

Pero venimos de los días en que conocimos el recambio del gobierno, los que apoyaban, los que apoyan, los que se proponen como el cambio y los salvadores que vuelven a salvarnos…

Si la piedra cae sobre el huevo, mala suerte para el huevo. Pero si el huevo cae sobre la piedra… mala suerte para el huevo. Siempre mala suerte. Ahora entiendo porque tuve una tarde gris.


Domingo 12 de Julio de 2009

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