domingo, 15 de noviembre de 2009

Cuando te privan de ser quien sos

Hay veces que te encontrás, no sabés bien por qué, en una situación o tomando una actitud en la que te desconocés. A veces puede que te pase con respecto a un lugar o la gente que te rodea, que decís “qué estoy haciendo acá”.

Ese desconocerse por un momento es a causa de conocerse mucho, tanto que a partir de sentirnos extraños a un lugar o a un grupo de personas, no podemos permanecer allí sino asumiendo la falsedad que nos permite quedarnos, o bien, angustiándonos profundamente por no saber cómo cambiar la situación.

A veces las situaciones son difíciles aún conociéndonos, sabiendo muy bien quienes somos y de dónde venimos para ser quienes somos. Imagino, o mejor dicho, intento imaginar a quien se le privó de todo esto, de saber quién es uno. Y para peor los privadores son los que acompañaron el crecimiento, la educación, en definitiva, todo aquello que hace que uno sea quien es.

Martín Amarilla Molfino, tiene 29 años, y recién a los 29 años se encontró con sus hermanos, los conoció. Tanto él como sus hermanos desconocían la existencia del otro.

Y es que Martín es hijo de Marcela a quien el terrorismo de estado de la dictadura secuestró sin que nadie sepa que estaba embarazada.

Pero aunque los apropiadores se esforzaron por darle a Martín una vida que no era su vida, ese sentir de identidad provoca no poder estar en los lugares y con las personas que sentimos ajenas y enemigas.

Martín Amarilla Molfino comenzó por su cuenta la búsqueda de su identidad a partir de algunos datos que le llamaron la atención: papá, hasta ese momento, hoy el apropiador, había sido miembro del servicio de inteligencia del Ejército y además, en el acta de nacimiento figuraba Campo de Mayo como el lugar de nacimiento. Así es que se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, en busca de lo que le habían negado por 29 años las personas que decían que eran las que más lo amaban.

Fueron 2 años de investigación para que Martín sepa que mamá era Marcela Amarilla y papá Guillermo Molfino, que tiene cinco hermanos y que fue criado por perversos delincuentes. El instinto lo había llevado a desconfiar, la realidad le daba ahora su identidad, no sin angustia y dolor estoy seguro.

Martín es el nieto recuperado número 98. Son 98 historias que dicen que nada está cerrado, que convivimos todos los días con tipos que mataron personas, se quedaron con sus hijos y los criaron como propios, negándoles el derecho de saber quienes son.

Pero es difícil permanecer en un lugar que no se siente de uno, difícil sostener la mentira para siempre. En algún momento vaya uno a saber cómo y por qué, surge la necesidad de buscarnos, sabernos y ser los principales hacedores de nuestra vida.

Nos reconocemos en un recuerdo de infancia, en aromas de jazmín y tuco de domingo. Nos reconocemos en picadito con amigos, en el beso de buenas noches. O en la ausencia de todo esto. Pero en algún lugar hay un latido que nos dice quienes somos. Un latido que se hace canción.

Domingo 15 de Noviembre de 2009

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