domingo, 23 de agosto de 2009

Cromañon parte de nuestro folclore

Fue un revuelto de emociones, un tratar de pensar algo, y que el pensamiento sea ganado siempre por el sentir. Fue recordar, hacer el intento de imaginarse uno habiendo vivido la tragedia, tratar de entender, opinar… Fue todo eso mezclado, sin mucha claridad. Fue escuchar a la justicia dar la sentencia, ver las distintas reacciones, la búsqueda constante de títulos que hacía la tele, los familiares derrotados…y la sensación de que Cromañon volvía a ganar,

Me queda de esta primera parte del juicio por la tragedia, la idea de que Cromañon nos define, es una manera de funcionamiento social incorporado que una vez fue tragedia y mató a 194 pibes. Pudo no haber pasado nunca, pudo ser peor, pudo pasar un millón de veces. Prácticamente todo lo que causó la tragedia es parte de nuestro folclore: inspectores arreglados, la cana coimeada participando de todas las actividades asociadas a un delito, el negocio por sobre todo y a pesar de todo. Y un juicio en que la justicia cumple en entregar culpables, hasta ahí. No se mete mucho en esos negocios porque esos métodos siguen vigentes, no terminaron con la tragedia.

Chabán, Ibarra, Callejeros, los inspectores, el comisario, el que tiró la bengala, los padres… escuché de todo. Escuché el dolor de los padres, a los opinadores que no leyeron media hoja de expediente, a los que no sabían qué festejaban. Otra vez intentar pensar algo y que te gane la emoción. Uno puede hacer el intento de pensar la ausencia de los viejos, del compañero o la compañera… es imposible pensar la falta de un hijo. Supongo que debe ser un bloqueo interno que no permite ni siquiera hacer el intento de pensar qué sentiría uno si una tragedia o lo que sea te arrebata un hijo.

Por Cromañon, un montón de papás y mamas tuvieron que sentirlo. Por la desidia de una forma de vida que puso el negocio de unos pocos atorrantes por sobre la vida de sus hijos, una sociedad que acepta como normal el arreglo y la coima. Ya sea para desarmar un auto afanado, limpiar una deuda impositiva, vender droga en la esquina de un colegio, habilitar un local inseguro o entrar a un concierto con bengalas.

Solamente mirando cerquita nomás, sin mucho esfuerzo, siento que Cromañon sigue siendo todos los días, a pesar de los chicos que no están, de los padres que los extrañan cada minuto. A pesar de aquella noche triste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

es cierto que cromañon es nuestra forma de ser por eso tambien hay que opinar sobre los que van a esos lugares y los padres de los menores que estaban ahi. no esperemos todo del estado simonazzi. jc